Crecer implica trascender las propias limitaciones yendo primero
hacia las raìces, hacia el centro mismo de nuestro ser para luego crecer
hacia afuera con fuerza. El dolor….
nos hace crecer porque nos conecta con rapidez a ese centro, en el
cual no nos tenemos que quedar demasiado tiempo, ya que el aprendizaje
logrado tiene que derivar en sanaciòn, y eso a su vez tiene que verse
manifestado en nuestra vida, aplicado en nuestra vida.
Con cada acontecimiento doloroso que nos impacta, ya sea en nuestra
propia vida o proveniente de las noticias, nos tiene que dejar en
silencio por un rato, el justo y necesario para aprovechar la energìa de
la introspecciòn y luego salir con fuerza hacia fuera, sin quedarnos
varados en esa playa.
Ahì viene la segunda parte, que se refiere a la sanaciòn, y es ahì
donde mandamos reiki a distancia a la situaciòn que nos hace sufrir, nos
organizamos con otros para hacerlo, o tendemos la mano fìsica a quien
lo necesita, ponemos en marcha la energìa del dolor y la trasmutamos en
ayuda, asì la energìa circula.
Ahora, màs importante aun, es cerrar el cìrculo, e ir un poco màs
allà, que no nos quedemos en ese punto tampoco, que sigamos un paso màs
adelante, hacia aplicar todas las reflexiones y energìas que se pusieron
en movimiento, en nuestra vida.
Sin descuidar con la meta del servicio, la vivencia propia, el crecer
personal, la responsabilidad individual con la propia vida. El dolor
debe reciclarse en sanaciòn y èsta en impulso vital que realimente el
circuito de la vida.
Desde ese lugar ponemos nuestra energìa y nuestra experiencia de vida
al servicio de los demàs para este y todos los tiempos. “Nada para mi
que no sea tambièn para los demàs”.
Escrito por Caludio Marquez
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